Transformación del espacio chaqueño en la segunda mitad del siglo XIX
Dentro de la región chaqueña, ubicada en el actual Estado argentino, se distinguen tres familias étnico-lingüísticas-culturales: los guaycurúes, los mataco-mataguayos y los lule-vilelas. Es de la familia guaycurú de donde proceden las etnias originarias abipon, mocoví, tobas7 , pilagá, payaguá, mbayá-guaycurú, cuatachi. Estas comunidades son las que habitaban el Chaco austral o Chaco santafesino antes de la llegada del Ejército nacional, en la segunda mitad del siglo XIX. El término “Chaco” alude a “territorio de cacería”, a un “sistema de caza implementado por los nativos”; mientras que “Gualamba” podría traducirse como “río grande”, tal como se conocía antiguamente al río Bermejo.
Los guaycurúes, denominación general instalada probablemente por obra de los conquistadores españoles, estaban en constante movimiento, ya que sus principales medios de producción y subsistencia eran la caza, la recolección y la pesca. Sus prácticas respondían a los beneficios otorgados por el hábitat natural del Chaco. No fue sino hasta fines del siglo XVIII cuando presentaron un semisedentarismo, practicando, sin un gran desarrollo, la agricultura y la cría de animales. Habitaban la franja oriental del Chaco Gualamba, en los territorios aledaños a las proximidades de los ríos Paraná y Paraguay, limitando al norte con el río Pilcomayo y al sur con Santa Fe. Tanto los abipones como los tobas y mocovíes introdujeron el caballo, proveniente del contacto con los españoles, lo que les posibilitó protagonizar movimientos de mayor extensión espacial en la región chaqueña. La habilidad en el uso del caballo les permitió también realizar diferentes excursiones bélicas a poblaciones criollas. El pillaje y las correrías esporádicas eran una forma de resistencia que estas comunidades presentaban frente al avance fronterizo que las fuerzas estatales iban realizando en el proceso de conquista.
En cuanto a su organización política y social, las comunidades étnicas detentaban el sistema de cacicazgo hereditario, pero si el sucesor no reunía las condiciones necesarias, se procedía a la elección de otro miembro de la tribu. La comandancia de un cacique podía exceder a la propia tribu, ya que podía liderar en períodos de guerra a otros caciques que se ubicaban bajo su órbita de influencia. La guerra era una de las principales actividades. Coexistía con ellos cierto componente guerrero, que los hacía férreos defensores de sus comunidades frente a cualquier invasión.
El mundo nativo que se desenvolvía en la región chaqueña iba a formar parte de un proceso coyuntural que reconfiguraría el espacio chaqueño. Los pueblos guaycurúes se conformaron como grupos de resistencia frente al Estado nacional. Este, durante la segunda mitad del siglo XIX, comenzó el avance fronterizo de manera enérgica, ingresando al Chaco. Lo hizo, en primer lugar, mediante su aparato militar, con la construcción de fortines y el desplazamiento de sus destacamentos. En segundo lugar, avanzó mediante el emplazamiento de reducciones a cargo de órdenes religiosas, estableciendo una forma de acercamiento y dominación ideológico-espiritual de los pueblos originarios.
Por último, fomentó y fundó colonias agropecuarias públicas y privadas, permitiendo la consolidación del modelo agroexportador y el ingreso del capital extranjero para la explotación foresto-industrial. Ahora bien, el interés de la dirigencia política nacional por lograr la ocupación efectiva del territorio del Chaco respondía a un proyecto de Nación que no coincidía con el estilo de vida de las comunidades originarias. Esto se vio reflejado en el proceso seguido durante la conformación y constitución del Estado nacional argentino hacia finales del siglo XIX. El mundo que se comenzaba a construir desde las esferas de poder del Estado nacional argentino tenía como cimiento el derrumbamiento de otro mundo distinto, el de las comunidades originarias.
Autor: Guillermo Sánchez
Nació y vive en Villa Ana, Santa Fe. En 2016 se recibió de Profesor en Educación Secundaria en Historia en el ISPI N° 4026 “Santísima Virgen Niña” de Villa Ocampo. Actualmente, imparte clases de Historia en niveles secundario y terciario en el norte santafesino. Miembro de la Asociación Civil Quebrachito en Villa Ana, que desde el año 2006 impulsa el compromiso joven para con la historia, la cultura y la realidad local y regional. Miembro del Equipo de Turismo Ta’arõmby de Villa Ana, que desarrolla un Proyecto de Preservación, Rescate y Valorización del Patrimonio Histórico-Cultural y Natural de Villa Ana mediante la promoción de un programa de Turismo Sostenible-Sustentable. Colaborador en la Revista Añamembui.
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