La fábrica de tanino y los trabajadores urbanos
El caso de La Forestal
permite identificar las características del sistema de explotación durante el
proceso de expansión capitalista en Argentina. El Chaco santafesino fue
escenario de inversiones capitalistas a gran escala por un período de tiempo
acotado, sujeto a la disponibilidad y abundancia del recurso natural.
El propósito de este
apartado es examinar la dinámica de relacionamiento entre el capital forestal y
la fuerza de trabajo, en otras palabras, entre La Forestal y los trabajadores.
La construcción de la
planta productiva cerca del recurso natural forestal y en conexión con una
línea férrea representó una forma novedosa para la región y fue el sello
particular que identificó a La Forestal.
La Forestal controlaba
todo el proceso de producción, extracción de materia prima y procesamiento
industrial de madera para elaboración de tanino. El área donde se emplazaron
las fábricas estaba escasamente poblada; entonces, el problema principal para el
capital forestal era la falta de mano de obra necesaria para el emprendimiento
productivo. Para superar esta dificultad necesitó desarrollar infraestructura
que garantizara la concentración y radicación de la fuerza de trabajo en un
entorno aislado, situado en medio del monte. La fábrica operó como polo de
atracción de fuerza de trabajo y la vivienda aseguró su radicación. Cabe
aclarar que la estructura habitacional fue cambiando con el curso de los años y
respondió a varios motivos, principalmente a las demandas y luchas de los
trabajadores.
En el latifundio no
existió la posibilidad de compra y/o alquiler de vivienda, el trabajador
accedía a ella únicamente a través del contrato laboral. Además, para asegurar
su permanencia la empresa propició servicios que incluían al grupo familiar,
asegurando de este modo la reposición generacional de la fuerza de trabajo que
necesitaba para el emprendimiento productivo.
El trabajador fabril,
urbano, formó parte de una comunidad ocupacional monoproductiva que surgió en
torno a la fábrica. La asignación “gratuita” de vivienda y servicios fijó al
trabajador a un lugar determinado, el pueblo forestal, de ahí que un trabajador
forestal fuera al mismo tiempo un poblador forestal.
Los pueblos forestales,
cuya población estimada se calcula entre 4.000 y 7.000 habitantes, contaban con
una serie de servicios públicos proporcionados por la empresa: hospital,
farmacia, almacén de ramos generales, panadería, carnicería, lechería, electricidad,
agua corriente, sistema cloacal, transporte. Además, la empresa se encargaba
del mantenimiento de los espacios públicos, alumbrado, recolección de residuos,
y mantenimiento de las viviendas. También administraba las actividades de ocio
comunitarias que se organizaron en torno a los clubes.
El tejido urbano del
pueblo forestal respondía al criterio de ordenamiento social jerarquizado. La
fisonomía de viviendas, considerando materiales, tamaño y ubicación, denotaba
la jerarquía laboral del ocupante. Las construcciones se diferenciaban por el
uso de material, ya fuera ladrillo, madera, tejas, o cinc; la dimensión, es
decir si eran amplias o pequeñas, y también por la presencia de extensos
espacios verdes destinados a jardines en algunos casos. En otras palabras, la
adjudicación diferencial de la vivienda agrupaba e identificaba a la población
urbana en relación a la categoría laboral: personal jerárquico, empleados
administrativos –“de cuello blanco”– y obreros. Además, el esquema de
separación por estatus social se trasladaba a los espacios de sociabilidad,
todos los pueblos contaban con un club para el personal jerárquico y otro para
obreros.
El ordenamiento social
jerarquizado operaba en todas las esferas de la vida de los
trabajadores-pobladores. El control de la empresa no se limitaba al entorno
laboral, sino que se extendía a todos los ámbitos, inclusive a los más
cotidianos y domésticos. En ese sentido, sostenemos que La Forestal dominó
tanto la esfera productiva como reproductiva de la vida de los trabajadores y
generó dependencia total del trabajador al capital. El siguiente testimonio nos
introduce en esta reflexión.
“Si usted tenía un mínimo
desperfecto en su casa, le fallaba una lamparita, por ejemplo, tenía que ir a
la gerencia de la empresa y avisar, y ellos mandaban a la gente de la sección
mantenimiento de pueblo para arreglarlo”. (Esposa de un trabajador portuario,
residía en el pueblo forestal, 2004.)
La estructuración de este
tipo de relaciones mediatizada por “beneficios” otorgados por la empresa tiende
a acentuar la dependencia del trabajador, busca generar consensos con las
disposiciones de la empresa, y actúa como dispositivo para bajar niveles de
conflictividad laboral.
Es necesario aclarar que
esta caracterización pretende identificar los mecanismos a través de los cuales
La Forestal aseguraba la reproducción del particular sistema de dominación
basado en la combinación fábrica y pueblo forestal.
Sin embargo, es
importante tener en cuenta los diferentes períodos históricos, para entender la
dinámica de las relaciones sociales entre los trabajadores-pobladores y la
empresa. Con esta esquematización pretendemos identificar la modalidad
predominante de la organización productiva para cada ramo de la producción:
fabril-urbana y extractiva-rural.
En el entorno rural –el
monte–, La Forestal recurrió a otra modalidad de organización del trabajo para
asegurar provisión constante de mano de obra para las actividades extractivas.
Autora: Marcela Brac
nació en Capital Federal y vivió
en Florencia, Santa Fe. Regresó a estudiar a Buenos Aires, donde reside
actualmente con su familia. Es Doctora en Antropología por la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; Licenciada en Ciencias
Antropológicas; Especialista en Museos, Transmisión Cultural y Manejo de
Colecciones Antropológicas e Históricas. Se desempeña como Investigadora del
Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA. Es Docente de grado y posgrado de la misma facultad, y Docente de grado de
la Universidad Nacional de Luján. Publicó libros y artículos en revistas
académicas nacionales e internacionales sobre el proceso de explotación
forestal en el Chaco santafesino y las condiciones de vida de los trabajadores
de las economías de enclave. Actualmente investiga procesos de
patrimonialización y producción de memorias en contextos postindustriales.
Vive en la ciudad de Reconquista donde es oriundo. Licenciado en Ciencia Sociales de la Comunicación por la Universidad Católica de Santa Fe. Dibujante. Pintor y escultor aficionado como él suele definirse.
El texto seleccionado
pertenece al libro “Pueblos Forestales del Norte Santafesino: Entre pasado y
presente”. Publicación realizada en el
2019 por medio de la iniciativa del Plan del Norte y con el financiamiento del
Consejo Federal de Inversiones.
Compiladora: Marcela Brac
Autores: Andrea Alderete.
Marcela Brac. Guillermo Sánchez. Luciano Sánchez.
EL OBJETIVO QUE PERSEGUIMOS DESDE
LA AÑAMEMBUI ES DIFUNDIR TRABAJOS Y OBRAS QUE APORTAN AL DEBATE Y LA
RECONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA DEL NORTE SANTAFESINO.
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